sábado, 27 de marzo de 2010

Encuentro Internacional España-África "Mujeres por un mundo mejor"



Centro de Eventos de la ciudad de Valencia


Valencia, 27 y 28 de marzo 2010
Feria de Valencia
PROGRAMA del ENCUENTRO INTERNACIONAL ESPAÑA-ÁFRICA




Sábado 27 de marzo
MAÑANA
9:00 ACTO INAUGURAL - SESIÓN DE APERTURA
Intervienen: S.M. la Reina; Rita Barberá, Alcaldesa de Valencia; Luisa Dias Diogo, Socia Fundadora de los Encuentros de Mujeres por un Mundo Mejor; Asha Rose Migiro, Vicesecretaria General de la ONU; Ellen Johnson-Sirleaf, Presidenta de Liberia; Mª Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta del Gobierno y Ministra de la Presidencia de España

9:30 Actuación Banda niñas y niños

9:45 Foto de familia
9:50 Pausa-café
10:00-10:15 Intervención Graça Machel
10:15-10:30 Corto: “Las que viven en la niebla” (rodado en Namibia)
10:30-11:30 Diálogos sobre la paz: Derechos Humanos y Ciudadanía de las Mujeres (Navanathem Pillay, Alta comisionada para los Derechos Humanos de NN.UU; Bibiana Aído, Ministra de Igualdad de España; Isatou Njie- Saidy, Vicepresidenta del Gobierno de Gambia; Tarja Jalonen, Presidenta de Finlandia)
11:05-11:30 Fila Cero (Carme Chacón, Ministra de Defensa de España; Zonke Majodina, Vicepresidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Sudáfrica; Fatana Ishaq Gailani, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación-Afganistán; Ana María Pastor, Vicepresidenta Segunda Congreso de los Diputados de España; Margot Wallström, Representante Especial de la Organización de las Naciones Unidas para la lucha contra la violencia sexual en situaciones de conflicto; María Munir Yusuf, Directora ejecutiva de la ONGD Tsotawi Tekat Tekelaky Mahiber (TTTM) de Etiopía; Mary Robinson, Ex Presidenta de Irlanda; Carmen Alborch, Senadora de España; Gertrude Mongella, Diputada de Tanzania)
11:30-11:45 Intervención Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz y Presidenta de Green Belt Movement
11:45-12:00 Corto: “Radio Batuma” (rodado en Malí)
12:00-13:00 Diálogos sobre los nuevos retos económicos: crecimiento económico en África (Rosa García, Vicepresidenta de Europa Occidental para Consumo y Online, Microsoft; Kristalina Georgieva; Comisaria Europea de Cooperación internacional, ayuda humanitaria, respuesta a la crisis; Ndèye Khady Diop, Ministra de estado, Familia, Seguridad Alimentaria, Empresariado Femenino, Microfinanzas e infancia de Senegal; Nouza Skalli, Ministra de Desarrollo Social, de la Familia y de la Solidaridad de Marruecos)
12:30-3:00 Fila Cero (Priscilla Misihairabwi-Mushonga, Ministra de Integración Regional y Cooperación Internacional. Zimbabwe; Winnie Imanyara, Directora de Estrategia y Cambio de House Finance; Benita Ferrero, ex Comisaria Europea de relaciones Exteriores y Políticas Europeas de Vecindad; Rebeca Grynspan, Administradora Asociada del PNUD; Carol Ndaguba, Directora General de la Agencia para la Prohibición del Tráfico de Personas (NAPTIP) de Nigeria; Fátima de Barros Camará, Presidenta de la Asociación de Mujeres de Actividad Económica de Guinea-Bissau; Cristina Carbona, Embajadora Jefe de la Delegación Permanente de España ante la OCDE)
13:00-15:00 Almuerzo
15:00-15:15 Corto: “El amanecer de Misrak” (rodado en Etiopía)
15:15-16:15 Diálogos sobre la salud de las mujeres: derechos sexuales y reproductivos (Eunice Brookman, Vicepresidenta para África de IPAS-Ghana; Inés Alberdi, Directora Ejecutiva de UNIFEM; Olayinka Koso-Thomas, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación de Nigeria; Trinidad Jiménez, Ministra de Sanidad de España)
15:45-6:15 Fila Cero (Eulalia Envo Bela, Ministra de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer de Guinea Ecuatorial; Blandine Sawadogo, Presidenta de la Comisión Género, Familia y Juventud de la Asamblea Nacional de Burkina Faso; Soraya Rodríguez, Secretaria de Estado de Cooperación Internacional de España; Petrina Haingura, Viceministra de Sanidad de Namibia; Sogona Diarra, Coordinadora Nacional de programa de lucha contra la mutilación genital femenina de Malí; Soledad Cazorla, Fiscal contra la Violencia de Género de España; Achta Djibrine Sy, Directora y responsable del programa “Femmes et Genre d´INTERMON-OXFAM – Chad)
16:15-6:45 Café
20:00 Cena. Espacio cultural (Castillo de fuegos artificiales)

Domingo, 28 de marzo

Mini Cumbre “Seguridad Alimentaria” ÁFRICA - ESPAÑA

10:00-0:15 Intervención Michelle Bachelet
10:15-10:30 Corto: “(A+B+C) El abecedario que escriben las mujeres”
10:30-11:30 Diálogos sobre educación, cultura y desarrollo (Thoraya Obaid, Directora Ejecutiva UNFPA; Amelia Valcárcel, Consejera de Estado de España; Dora Siliya, Ministra de Educación de Zambia; Siby Ginette Bellegarde, Ministra de Educación Superior e Investigación Científica de Mali)
11:00-1:30 Fila Cero (Margaret Sitta, Ministra de Desarrollo de la Comunidad, Mujeres y Niños de Tanzania; Hassiba Boulmerka, Premio Príncipe de Asturias de Deporte–Argelia; Mamphono Khaketla, Ministra de Educación de Lesotho; Mª Ángeles González- Sinde, Ministra de Cultura de España; Farkhanda Hassan, Secretaria general del Consejo Nacional de la Mujer de Egipto; Sira Diop, Miembro del Comité de sabios de la CEDEAO; Androula Vassiliou, Comisaria Europea de Educación, Cultural, Multilingüismo y Juventud; Maria Filomena de Fatima Delgado, Secretaria de Estado para el Desarrollo Rural de Angola; Mercedes Cabrera, Ex Ministra de Educación de España)
11:30-11:45 Pausa Café
11:45-12:15 Conclusiones. Plan estratégico "Mujeres por un mundo mejor”

DECLARACIÓN DE VALENCIA 2010

12:15-2:30 Actuación Musical
12:30-3:00 Intervención Presidente del Gobierno
13:00 Cóctel de despedida
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En el contexto de estos acontecimientos, se presenta en el Centro de Eventos de la ciudad de Valencia el proyecto artístico África (fem., sing.) de
PILAR MILLÁN, desarrollado entre África, Cataluña y Andalucía durante estos dos últimos años.

domingo, 14 de marzo de 2010

LOS MICRORRELATOS DE CALLE 13

Desde que tengo en casa Calle 13, me han llamado mucho la atención los spots que este canal (producido por NBC-Universal Global Networks España, que forma parte del grupo NBC-Universal) emplea como separación entre sus bloques de contenido. Son spots que identifican al canal e informan al espectador sobre lo que puede encontrar en él: películas y series de acción, suspense, misterio, terror y ciencia ficción.
El contorno de la víctima - I, por Carmen Montalbán
Enumero algunos de estos spots:

  • Un patito de goma emerge súbitamente de una bañera cuyo fondo queda fuera de la vista.
  • Tras sendos zumbidos, en una diana se clavan dos dardos. El tercero se oye zumbar y clavarse en alguna parte, pero no es en la diana ni se ve dónde.
  • En el césped de un jardín se ve un montículo de tierra cuya forma recuerda una sepultura y se oye la llamada de un teléfono móvil.
  • Alguien retira un cubo de basura de un callejón. Las moscas zumban sobre una bolsa que nadie se ha llevado del lugar.
  • Se ven los pies de un hombre que espera el metro en el andén. Pese a que la estación está inquietantemente vacía, los pies de otro hombre se colocan justo detrás, paralelos y muy cerca de los del primero.
  • Ante una mesa con cubiertos para dos, las manos de una mujer ─todavía sola─ cambian, una a por la otra, las dos copas llenas de vino.
  • Vemos desde arriba, como si fueran nuestros, los pies descalzos de un hombre subido a una báscula. Suena una sierra mecánica y la báscula marca, de repente, diez kilos menos.
  • El maletero de un coche que alguien ha de presionar con fuerza dos veces para que pueda cerrarse.
  • Un maletín abandonado en un ascensor cuyas puertas se abren ante nosotros...
Todos ellos son brillantes películas en miniatura; cuentos sin palabras narrados en el lenguaje propio del cine (la imagen); microrrelatos fílmicos que me recuerdan a mis dos microrrelatos literarios favoritos, El emigrante, de Luis Felipe Lomelí (“¿Olvida usted algo? -¡Ojalá!”), y el famoso cuento de Augusto Monterroso (“Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"). Los dos dicen mucho más de lo que dicen sus cuatro letras. En este último, por ejemplo, alguien despierta. Podemos imaginar que el dinosaurio que “sigue estando” a su lado procede de su sueño o que el protagonista es un cavernícola que se había quedado dormido en su escondite, esperando a que el monstruo se marchara. Por mi parte, me pregunto si estoy en una especie de “Parque Jurásico” donde los científicos juegan con el ADN de animales extinguidos; si estoy ante el Diplodocus de peluche de un niño desconfiado, o ante un relato de policías y ladrones que se disputan un Tiranosaurio con garras de diamante.
También los spots de Calle 13 suscitan mil preguntas y cuentan mil cosas con lo que no cuentan. En realidad, no sucede nada malo. Quizás, algo acaba de ocurrir o algo ocurrirá, o está ocurriendo sin que lo veamos, pero la verdad es que no nos plantean de forma explícita que haya un muerto en esa bañera. El dardo puede no haberse clavado en una persona; el teléfono puede no estar recibiendo una llamada bajo tierra… o no estar llamando a la casa desde el subsuelo del jardín; tal vez no haya restos humanos en esa bolsa de basura… ni en ese maletero; tal vez, nadie tenga intención de empujar al viajero al tren; tal vez el vino no esté envenenado, ni haya una bomba en ese maletín, ni le hayan amputado ningún miembro al hombre de la báscula… ¿Por qué, entonces, estamos seguros de que ha pasado o va a pasar algo tremendo? Quizás porque, en el lenguaje del cine de suspense y acción, estas imágenes y estos sonidos son empleados como anuncios de peligro o como constatación de crímenes cometidos (ahogamiento, empujón al tren, envenenamiento, amputación, enterramiento en vida…).


El contorno de la víctima – II, por Carmen Montalbán


Mostrándonos una pequeñísima parte de las películas que exhibe (digo yo que 13 segundos, pero son menos), Calle 13 nos hace ver la película entera (sinécdoque). Cada uno de sus spot es una historia sugerida por todo aquello que no nos ha contado (elipsis). Hablo de una elipsis absoluta, por llamarla de alguna manera, pues no sólo hay un hiato entre dos planos, sino que únicamente se nos muestra uno: el que, en las películas de terror, suele aparecer inmediatamente antes o inmediatamente después de un momento negro, un punto de giro importante o una conmoción repentina. Mediante ese único plano, estas narraciones dan un salto en el tiempo y en el espacio de nuestras escenas imaginarias y nos colocan en un motivo tan recurrente de las películas de acción y de terror (bañera, cena íntima, maletero, parterre…), que trae dentro de sí su propio movimiento. El momento elegido (poco antes o poco después de que cambie el destino de alguien) tiene impulso, es simbólico, intenso, expresivo, inquietante; suscita todo aquello que suscita el suspense (el peligro, el riesgo, lo desconocido, el miedo, la curiosidad) y nos obliga a dar por nosotros mismos (como el cuento del dinosaurio) los pasos que nos habrían traído hasta aquí o a avanzar hacia la resolución de lo que estamos viendo, hasta completar mentalmente el relato, empujados por una especie de raccord de género.


Es un misterio del misterio: suele demandar de nosotros que valoremos lo oculto; que interpretemos lo expuesto; que rellenemos lagunas, que encadenemos acontecimientos, y nos convirtamos, sin más remedio, en creadores de escenas obligatorias… La elipsis no es aquí, por tanto ─o no solamente─, una cuestión de economía narrativa. Lo que se intenta con ella es captar nuestro interés, pues nos preocupa apasionadamente y nos crea más curiosidad que si nos hubiesen mostrado la historia por completo. ¿Qué ocurrió antes de que el patito emergiera? ¿Qué pasará después del cambio de las copas? ¿Dónde se clavó el dardo? ¿Quién es el pecador? ¿Cuál es el pecado? ¿Bajo qué circunstancias? ¿Por qué? ¿Qué pasará ahora? ¿Encontraré algún psicópata suelto? Ahí está la intriga; ahí está el miedo. La confrontación con “lo peor” aún no ha llegado.


Lo único seguro es que yo veo estos microrrelatos sin pestañear, con los ojos magnetizados. Me hacen conectar con el riesgo porque necesito sobrevivir y, a su vez, conectan conmigo porque necesito conocer, indagar, encontrar respuestas. Tal vez sean anticipos de las películas que vendrán después y en las que, seguramente, podré recuperar sus argumentos suspendidos y responder a las preguntas que me habían suscitado. Mientras tanto, estas brevísimas narraciones impregnadas de humor, pequeñas sorpresas, ironías dramáticas y vuelcos inesperados son aperitivos para atraerme, relajarme, intrigarme, entretenerme, quitarme problemas de encima, motivarme, asustarme, sorprenderme y asociar y fijar en mi memoria estas impresiones y el nombre de la cadena que se identifica con ellas: Calle 13. No se me ocurre un gancho mejor que estos spot para los amantes del género. El punto final de cada uno de ellos lo pone siempre un espejo roto que apela a la superstición, al miedo y placer de vencerlo; astillas de cristal inestables, chirriantes y asimétricas que, con sus quiebros enérgicos, me clavan en la mente la inquietud que andaba buscando.

¿Pegados a la vida o a la muerte?, por Carmen Montalbán
Mi vicio de la metaficción (entretejer en el mío el estilo de lo que leo) me obliga a escribir el guión de algún spot semejante. Ahí va: un vistoso parapente flota en el mar o en un gran lago. Sus zonas hundidas y sus bolsas de aire se mecen suavemente en las olas hasta que son agitadas por un súbito, estrepitoso y chapoteante coleteo… ¿Habrá monstruos o tiburones cebándose con el atleta que imaginamos debajo?

Si la idea le gusta a Calle 13, tengo al menos 13 más. Para llegar a un acuerdo conmigo, no tendrá que buscarme mucho: seguiré colgada de las uñas en los acantilados del suspense.

Así pues, aquí estamos.

lunes, 1 de marzo de 2010

“La soledad de los números primos”, Paolo Giordano

La soledad de los números primoses una novela sobre el peso de las consecuencias de esas decisiones que se toman en unos segundos y se pagan el resto de la vida.

Obligada por su padre, Alice della Rocca asistió a una escuela de esquí hasta que, con ocho años, decidió apartarse del grupo para hacer pipí y acabó en un barranco, presa del sentimiento de abandono en una niebla luminosa que infundía más miedo que la oscuridad.

Al invierno siguiente, Mattia Balossino decidió dejar a su hermana Michela en el parque que cruzaba el río e ir solo a la primera fiesta de cumpleaños a la que los habían invitado. No quería quedar mal acudiendo de la mano de una retrasada que solía hacer de mariposa y que él deseaba ver salir volando.

La última consecuencia de ambas decisiones será la soledad; una soledad que brotará en sus respectivos conjuntos familiares y se desarrollará en progresión geométrica, hasta dejarlos solos entre sus iguales, convertidos en “números primos” (sólo exactamente divisibles por uno y por sí mismos).

Me gustan las matemáticas ─mezcladas aquí con el drama humano─; sin embargo, cuando el comienzo me dejó sin aliento, me quedé mirando el libro toda seria, como haciéndome cargo de la situación, y consideré con detenimiento la posibilidad de no seguir leyendo. Me preguntaba qué podría pasar después, y temía saberlo. ¿Identificarme con criaturas tímidas como ellas solas a quienes nadie oye llamar a las puertas? Fue el autor, Paolo Giordano (Turín, 1982), quien me obligó a seguir ha-cia-de-lan-te. Éste es su primer libro pero, ¡coño!, sabe cómo contar con palabras sencillas la historia de esos dos personajes (convertidos más tarde en matemático y en fotógrafa). Giordano es científico. A él también le gusta contar y contar (historias y números), y dispararnos el flash (de sus números y de sus historias) en plena cara. Iba yo aún con parsimonia por su libro, como si cometiera allanamiento de morada, cuando él empezó a soltármelo todo (lo de la decisión, lo del barranco, lo del río…), sin querer parecer melodramático. Bajo su promesa de que la vida seguiría, apilé un mazo de folios en la mesilla, con los bordes igualados; me calcé mis mullidas pantuflas, y seguí con lo mío. ¡Apañada estaría si me rindiera! Allí mismo ─todavía aquí─, leí su novela de punta a cabo. No sé qué corriente sutil me unía a ella, pero la sentía como una extensión natural de mis miembros. ¿Cómo conseguiría Giordano que todo cuadrase? Intentado despejar la incógnita, no me movía ni a la de tres… salvo para pasar el dedo por el filo cortante de las hojas.

Los protagonistas me resultaban atractivos… aunque, eso sí, de una manera espantosa. Cuando se conocieron, a los 15 años, Alice era una chica anoréxica de escualidez inquietante, andares asimétricos y aire ensimismado, que ya había dejado de jugar a hacer el ángel en la nieve. Convertida ahora en un… diablo cojuelo, ya sólo jugaba a recordarle al padre que había destruido su vida y que fue su afán competitivo lo que la dejó fuera de la competición. De ahí en adelante, en vez de ir “a por ellos”, Alice se tragaría lo que tuviera que tragarse con tal de que aceptasen a una patizamba a quien nunca elegirían reina de nada. Se lo tragaría todo menos la comida, eso sí que no. Estaba dispuesta a engañar el hambre hasta borrar del mapa por completo ese odioso fantasma de sí misma.

También Mattia había cambiado. Antes tenía la cabeza gacha porque su hermana le daba vergüenza; ahora se avergonzaba de sí mismo. Desde que soltó la mano de Michela ─y, más tarde, su madre se guardó la suya en el bolsillo para no dársela a él─, sólo apretaba sus dedos contra cosas afiladas. Su padre solía mirarlo como si se fuese a cortar las venas. Por eso, en su casa, no se nombraba a Michela. A pesar de sus notas altísimas, ahora era Mattia quien parecía retrasado. La cabeza se le hundía entre los hombros, bajo el peso del remordimiento; así que intentaba llenarla de abstracciones, que pesan menos. Una decisión era para él un código binario: uno o cero. Para perderse en la sobremesa, trazaba líneas rectas con migas de pan (al contrario que Pulgarcito); o pensaba en la tensión superficial de su vaso de coca-cola.

El desarrollo de la novela es igual al desarrollo de estos dos adolescentes (el que rechazaba el mundo y la que se sentía rechazada por él) que, por la ley de la casualidad, se dieron la mano en otro cumpleaños (el de Viola, una fresca de mierda). Ahí es donde confluyeron las heridas aún abiertas de Mattia y Alice y donde empezaron a sumarse sus historias. Veamos si sé resolver el binomio de estos dos chicos que se necesitaban el uno al otro para aprender a moverse dentro y fuera del agua. El resultado es la intimidad fluida y fascinante de estos dos seres solitarios pero casi consecutivos, como los números primos gemelos… Y, claro, como primos gemelos que eran, siempre los separaba algún número par. Michela estaba entre ellos. O el padre de Alice. O las fotografías con las que ella incluía o excluía a su antojo partes de la realidad. O esos números que podían llevarse a Mattia a una Universidad extranjera…

Desenredar la madeja interior de seres que no quieren ser retratados no es tarea fácil; sin embargo, este libro consigue reflejarlos en páginas que parecen superficies líquidas. La rigurosa descripción que hace el autor de la psicología de los números primos
es uno de sus mayores aciertos.

“¡Uau!, enhorabuena, Paolo”, dije en voz alta, cuando acabé. No pude evitar un acceso de envidia ante la maestría con que, mostrándome abstracciones, el autor me había hecho ver realidades tan concretas. Dejé el libro con cuidado sobre los folios de mi mesilla. Había apuntado en ellos algunas frases que raspaban como la arena y que, hoy, no me salieron paralelas. Hablaban con tal rigor de la soledad pura, que mi cuarto parecía una catedral del fin del mundo.

En lo alto, luce un sol que ciega, pero antes de salir a respirar, que falta me hace, añadiré una cosa: el desenlace de la historia llegará cuando Mattia y Alice se desenlacen. Cuando se abran sus conductos lacrimales y sus heridas acaben disolviéndose en lágrimas. Cuando su adolescencia cicatrice y su dolor se vuelva leve como el recuerdo de un recuerdo; cuando tengan fuerza suficiente para cargar el peso de las consecuencias; cuando la vida haga palanca en la rutina y los inunde en asuntos tan simples como la gotera de un grifo; cuando se den cuenta, como por encanto, de que están delante de otra de esas decisiones que pasan una página en la vida; cuando hagan recuento de lo que les queda y descubran que el sol no se ahoga en el mar una vez al día y que ellos también ─al amanecer─ podrán salir solos de sus respectivos barrancos.

La vida, como siempre, ahí sigue ─así así─, “Q.E.D.”.

LA PSICOLOGÍA DE LOS NÚMEROS PRIMOS


Corolario de mi lectura de “La soledad de los números primos”, de Paolo Giordano.

● Casi todos los números primos tienen un pasado digno de contar, pero se lo callan.
● En sus almas se esconde un secreto terrible que los condena a la soledad. Mejor dicho, se condenan: son ellos quienes se encierran dentro de sí mismos.
● Para no descubrir en sus ojos la huella del drama, no quieren ni mirarse en los espejos.
● La vida es para ellos una potencia oscura y el sueño les produce imágenes caóticas.
● A fuerza de no encontrar la paz, sus mentes ni siquiera parecen racionales.
● Casi siempre, dudan de casi todo; especialmente, de sí mismos.
● Después de su primera decisión fatídica, son incapaces de optar por nada. Cuanto más se debaten, más se enredan.
● No hacen lo más natural del mundo ─ni comen palomitas en el cine ni bailan en las fiestas─, lo cual resulta un poco sospechoso.
● Sus sonrisas son rachas de viento helado.
● Su aire ausente se debe a que suelen ir lidiando con fantasmas.
● Antes de colocarse en el centro de ningún corro, prefieren imaginarse en una maqueta inmensa llena de seres inanimados.
● A los vivos los ven como a través de un velo.
● No pronuncian su nombre, salvo para recordárselo a ellos mismos.
● No te miran a la cara, porque tus ojos les resultan incisivos y tus ademanes aparatosos.
● Cerca de ti, no saben andar erguidos.
● Si te fijas en ellos, se les pone una expresión de “Tierra, trágame”. Por eso levantan la silla ─cuando han de moverla─ y hablan ─cuando han de hablar─ como si les pinchara la saliva.
● Son capaces de no respirar, con tal de no hacer ruido.
● Si han de estrechar tu mano, lo hacen blandamente, para que no los sientas.
● Si pasan a tu lado, lo hacen encogidos, para que no los veas.
● Han cavado un abismo a su alrededor. Si intentas ayudarlos, te despeñas.
● Ellos, nada. Ellos, nunca.
● Son seres que jamás cuentan contigo ni echan cabos al mar, pidiendo ayuda.

● Su vida seguirá, pero sólo después de que la cure el tiempo.