viernes, 1 de junio de 2012

El concierto de la vida

Concierto en 5 movimientos para piano y orquesta de cuerda, de Pablo Jesús Berlanga… Ésta era la música que me tenía sin habla, comiéndome el silencio; y Berlanga el poeta (de notas musicales) al que me refería –o podía referirme– en mi entrada anterior, “Poema con carne y lágrimas”.
Pablo Berlanga es un joven compositor especializado en música audiovisual que recibió el Premio Final de carrera en la especialidad de composición en 2007 y que actualmente, además de miembro del Grupo de Cámara Lumière, es  profesor de piano, armonía, repertorio con piano e informática musical en el Conservatorio Profesional de Música Rodolfo Halffter, de Móstoles (Madrid). Pablo compuso este Concierto por petición de María Dolores Encina, Lola, profesora de violín y directora de la Orquesta de Cuerda de Enseñanzas Elementales del Rodolfo Halffter.
Recuerdo haber escuchado una pieza de Berlanga –antes de que concluyese su nueva obra– en el último Concierto de Antiguos Alumnos del Rodolfo Halffter, dirigido por Juan Manuel Sáiz Rodrigo… Bellísima Obertura que los dos músicos de mi casa calificaron de “magistral, rotunda y apoteósica”… Por cierto: del repertorio de aquel día, también me gustó mucho el concierto para guitarra y orquesta de M. Castelnuovo-Tedesco por parte de Pablo Romero Luis).

Pablo Romero Luis afinando para el bis

La razón por la que no he dicho nada hasta hoy respecto a mi asistencia a otros conciertos anteriores al de Berlanga es que el pianista que ha estrenado en Jaén –este sábado– el concierto del que hablo ahora ha sido Andrés Poncela Montalbán, mi hijo. No lo niego: el hecho de que Andrés iba a “estrenarse” como solista de piano con el estreno mundial de una obra tan bella me tenía algo nerviosa… y digo “algo” por decir “algo”. Así somos las madres.
De no ser por esa preocupación, habría aplaudido ya desde este blog el Concierto de Primavera –dirigido por Alexandre Schnieper en el Teatro del Bosque de Móstoles–, en el que la Orquesta Sinfónica del Rodolfo Halffter actuaba con el cuerpo de Bailarinas de la Escuela Municipal de DanzaRojas y Rodríguez”. El Concierto de Primavera contaba con artistas invitados como Juan Pedro Delgado y Pedro Ramírez y la Coreografía y colaboración artística de África Paniagua y Celia Pareja… Una belleza de programa. Obras de Saint-Saëns (con una deliciosa interpretación del violinista Abel Cruz Lezama), Brahms, Jerónimo Jiménez, Manuel de Falla y Rimsky Korsakov... Muy vistosas actuaciones que yo ya había saboreado en un ensayo anterior, con mi cámara de fotos.

Bailarinas de la EM de Danza “Rojas y Rodríguez” ensayando el Concierto de Primavera con la Orquesta Sinfónica del Rodolfo Halffter. A la derecha, Abel Cruz
Tampoco dije nada del pre-estreno del concierto de Berlanga, en abril. La Orquesta de Cuerda de Enseñanzas Elementales del Conservatorio de Móstoles lo interpretó brillantemente –bajo la dirección de Lola, y con Andrés al piano–, en el encuentro con que el Conservatorio Profesional de Música Pablo Sorozábal, de Puertollano, le devolvió al Rodolfo Halffter su visita del año pasado. Un éxito.
De izquierda a derecha: Andrea P. Henríquez Laurent, Laura Morena, Andrés Poncela, María Dolores Encina, Enrique Santacecilia y Pablo Berlanga en el Concierto Intercambio “Puertollano en Móstoles”
Yo entré en aquel pre-estreno tan nerviosa, que no puedo afirmar que, en un principio, estuviese oyendo nada; pero la seguridad que Lola y la orquesta le dieron a Andrés me ayudó a calmarme y una música preciosa acabó destaponándome el oído… y aún me tirita adentro. Ahora puedo decir que la visita de Puertollano fue una bonita experiencia, llena de buena música por parte de ambos Conservatorios. Recuerdo que los niños de la orquesta de Grado Elemental de Puertollano le pusieron música a un relato que iba narrando su directora, Andrea Paola Henríquez Laurent, acerca de la música en la vida de los niños; relato que me hizo pensar que el concierto de Berlanga (que, sí, tiene un sutil gustillo cinematográfico) iba ya a formar parte de la banda sonora de mi vida y, sobre todo, de la vida de mi hijo Andrés. Respecto a la Orquesta de Enseñanzas Profesionales de Puertollano, bajo la dirección de Enrique Santacecilia Oller, me resultó muy especial su interpretación del tango de Gardel “Por una cabeza”. Si no me hubiera sentido obligada a esperar al estreno de nuestro concierto, ya lo habría aplaudido antes desde este blog; de la misma forma en que habría aplaudido a Lola, y a Berlanga, y a Laura Morena González (la solista de violín en “Tovarich’s vals”, para orquesta y violín, de David Gómez Alvarado), a la orquesta de GE del Rodolfo Halffter entera; y a mi hijo Andrés, que ha “crecido” como uno de sus pianistas acompañantes y que, ahora (que tiene 15 años y cursa tercero de GP) ha sido acompañado por ella, en la calle de la Compañía, de Jaén.


Sarai Pintado y la Orquesta “Minimúsicos al unísono” en el Paraninfo del Conservatorio de Jaén
El estreno fue, pues, este sábado en otro concierto Intercambio: “Móstoles en Jaén”. Se celebró en el Paraninfo del Conservatorio Profesional de Música de Jaén; que me fascinó por su belleza arquitectónica, sus resonancias de iglesia, y uno de los pianos mejores del mundo; un gran Steinwaay que, según Andrés, “se tocaba solo” (no había más que poner, como hizo él –esto lo añado yo–, corazón en la punta de los dedos).
Un aplauso, desde aquí, para la afinada Orquesta de 4º de Enseñanzas Elementales de Jaén, “Minimúsicos al unísono”, para la profesora colaboradora en la percusión, Luisa Jiménez, para María del Mar Varón y sus arreglos, y para Sarai Pintado, que dirigió a una orquesta con mucha energía y una alegría que Lola agradeció muy especialmente. Como ha comentado el Ayuntamiento de Móstoles, la madre de Lola había fallecido el día anterior. Lola procede de una familia de músicos. ¿Recuerdan la obra “Lolita” que Antonio Guzmán Ricis compuso para su hija, la madre de Lola, y que se estrenó en Móstoles en abril del año pasado? A una mujer como ella le habría gustado que el concierto siguiera adelante. Como dijo Mateo Lorente, el director del Rodolfo Halffter, la función debe continuar.
Así que ahí estuvo Lola, sin hablar de su pérdida con los niños; intentando que no le notasen ni la más leve debilidad hasta después del último silencio. ¡Y vaya si lo logró! Fue un gran éxito. En su primer concierto en cinco movimientos, su orquesta no sólo salió del paso; sino que logró esa alquimia en que la música, que ya es preciosa de por sí, nos llenó de otras muchas emociones preciosas.
El estreno. Andrés Poncela al piano. Foto: Carmen Montalbán
A la salida del concierto, Lola se acercó a los padres que nos habíamos desplazado hasta Jaén y nos dio las gracias. Aún seguía emocionada desde que Berlanga, cuando la abrazó durante los aplausos, le dijo al oído que las madres de ambos (la del compositor murió hace meses) habían estado allí, en primera fila. Es Lola quien merece nuestra gratitud; no sólo por las oportunidades que reciben nuestros hijos; no sólo por el trabajo que les regala (dos horas semanales fuera de currículum); no sólo por la música que les enseña (lo que no sería poco); también porque, con ella, aprenden actitudes y maneras de poner orden en el concierto de la vida. Después de este entrañable y feliz viaje a Jaén, mis hijos saben que –aunque yo ya no esté— estaré con su música siempre, en primera fila, y la disfrutaré… eso sí, a lo mejor, comiéndome las uñas.