El curso en el
Conservatorio empezó hace una semana. Mis hijos ya han confeccionado sus
horarios y han recibido sus primeras clases, pero yo todavía tengo por aquí,
sin archivar, las fotografías del curso anterior.
Es perdonable, claro,
pues el verano me pilló desfallecida y tuve que emplear mis energías en soplar
dientes de león… por otros campos.
Ya he resurgido.
Vengo con una agenda literaria bajo el brazo y la intención de hacerle un
poquitín de caso. Pero, antes de aceptar mis deberes nuevos, alimentaré mi álbum
de RECORTES con imágenes del curso que acabó. Así es como he recordado hoy, con
tres meses de retraso, el Acto de Graduación.
Programa
del Acto de Graduación de la XIV Promoción de Alumnos del Conservatorio “Rodolfo
Halffter”
Mirando aquellas
fotos, han vuelto a mi memoria las bellas palabras de Mateo
Lorente –el Director– y del alumno Javier
López de la Manzanara. Igual que aquella tarde, he sentido emociones cuyos signos se iban dando la vuelta (de la
nostalgia a la alegría; de la risa a la pena) cada pocas palabras… De repente, aquellos chicos, que ya
habían dejado escapar alguna lágrima, estallaban en una carcajada escuchando el
relato de momentos buenos y regulares que rememoraba su amigo Javier…
Cada curso se va
mucha gente
estupenda ¡Cómo pasan los años! Por fortuna, el asomo de tristeza en el
público se apagó en seguida. La actuación del grupo de percusión Pratumtumtupa
(formado por alumnos del Conservatorio) fue muy excitante. Ya sé que eso de
esperar únicamente potencia pura de un grupo de percusionistas era un prejuicio
mío. Les confieso que cuando miré el programa preparé mis oídos como para un carnaval.
Pues no; nada de eso. Bajo la dirección del profesor Alberto Román, interpretaron un Concierto para marimba y orquesta de Ney Rosauro que me pareció
originalísimo; en ocasiones, hasta vaporoso. Muy bien la actuación del solista,
Jerónimo Morales Calle. Le sacó sonidos
muy bonitos de su marimba. ¡Qué instrumento tan bello, por cierto! Me imaginé
escuchándolo en un apacible jardín japonés.
Hoy quería saludar a
los graduados. Espero que, en sus nuevas andaduras, todo les salga a pedir de
boca. A Jerónimo, a Javier, a Margarita, a María… a todos los compañeros de la Decimocuarta
Promoción de Alumnos del Rodolfo Halffter.
Aquí quedan algunas de sus fotos. Adornan el papel de todos estos interiores míos, enmarcando unos recuerdos musicales muy queridos.
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