miércoles, 15 de septiembre de 2010

“Poesía que toca tierra”

Me siento sola hoy, como una piedra; envuelta en mi gran bruma melancólica. Tras esas vacaciones entre naturaleza de que hablé, busco algún poema agreste. Lo tengo decidido: regreso a la poesía que es pinar en el pino, horizonte de grave soñar en la llanura, o ejemplo de cipreses delirantes.

Canto a la naturaleza”. Foto: Carmen Montalbán
 
Quiero cantarle al campo; cargarme el monte a cuestas; hacer algún elogio del sol y de la sombra; abrir bosques con puertas… Regreso a esa poesía que sabe resolver mi alma de encina y mis raíces salvajes. Regreso a esa poesía que truena cuando quiere. Yo soy, aquí, la nube que se desvanece. Regreso a esa poesía que se hace aire en el aire para volarme en alas de cigüeñas (o, quizás, otras aves); poesía que asciende como puede al cielo ─su amo─, pero sólo después de tocar tierra.
 
 

La madre Tierra”. Foto: Carmen Montalbán
 
Yo tengo ya los versos en esta habitación; en este libro, en otros. Los veo sobrevolar mi cielo raso por entre los jilgueros que ya han ido llegando. Así, arrimada a aquel poeta que los soltó, esta versión celeste de mi cama se desparrama en trinos ─¿No la oyen?─ y retumba. Porque el poeta me llena el corazón de pájaros. ¿Qué son ésos que suenan?: todos, flores de pluma… de su pluma; una pluma que anida en la palabra y escribe, para mí, en renglones de viento respirable.
 
¿Saben de quién* les hablo?, ¿a quién les he nombrado con los versos que él mismo me puso un día en la boca? Pienso en el poeta aquel ─es decir, todos─ que un día charló conmigo ─con nosotros, ¿recuerdan?─ de poesía y de solidaridad. No olviden que aún tenemos que hablar de muchas cosas.

Hoy, el poeta va, por lo que ven, a hacerle un canto a la NATURALEZA. Nadie sabe mejor de sus corrientes que él, que construye en aguas cristalinas.

Río Guadalemar en San Bartolomé”. Foto: Carmen Montalbán

Un río es ─para el poeta─ un torrente de espejos que se escapan y en cuyo fondo, siempre, hacemos por perdernos... al mirarnos. Nadie mejor que el poeta nos traduce el arrullo del arroyo y el grito del relámpago. Porque el poeta no dice de las uvas: él las relampaguea, para que las veamos. Aclara el secreto de la tierra oscura con un certero y limpio fogonazo. Rayos de una poesía ─ya no recuerdo cuál─ parten mi corazón; a ver si, con partirlo y con sembrarlo, le da por florecer entre las grises peñas, rodeado de penas y de cardos.

Margaritas volcánicas”. Foto: Carmen Montalbán

En fin, que es el poeta quien ha liado este hatillo de corazón, de nubes, olas, tierra… Es él quien hoy me obliga a remontar el vuelo y a surcar estas sábanas azules. Abrir sus poemas hoy será embarcarme en un bajel de escamas. Iré derecha al mar, sin haber muerto. Me veo yo ya descalza por sus playas, con los pies en la arena.

*Poetas citados al final de mi entrada “Que tenemos que hablar de muchas cosas
 

4 comentarios:

BEATRIZ dijo...

Carmen, lo tuyo será la literatura y me gusta mucho lo que leo tuyo, en el blog, en las criticas, pero hay algo en lo que tambien dejas escapar toda tu sensibilidad y es en la fotografía, siempre acompañas todo en estos recortes con unas fotos magnificas. Tu sigue que yo te sigo. Un beso

Carmen Montalbán dijo...

Muchas gracias, Beatriz. La fotografía es una nueva pasión mía, casi recién descubierta.

Cath dijo...

Aquí estas creando un ´genre´ nuevo. Ya leímos mucho el reportaje-foto. La tuya es la poesía-foto.

francisco dijo...

conmovedor