A continuación, transcribo una entrevista que ha sido publicada en LACIMURGA, la revista del I.E.S. Pedro Alfonso de Orellana, de Orellana la Vieja (Badajoz), en el número 9 de su segunda época.
Vicente Gómez Ruiz y Eduardo Collado Méndez, alumnos de 4º ESO A (a quienes felicito desde aquí, por su excelente trabajo), me entrevistaron durante mi encuentro con su Instituto, en un reciente viaje a Extremadura.
Vicente Gómez Ruiz y Eduardo Collado Méndez, alumnos de 4º ESO A (a quienes felicito desde aquí, por su excelente trabajo), me entrevistaron durante mi encuentro con su Instituto, en un reciente viaje a Extremadura.
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LACIMURGA 09
Entrevista a la escritora Carmen Montalbán, autora de Estás en la luna
LACIMURGA 09
Entrevista a la escritora Carmen Montalbán, autora de Estás en la luna
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Por Vicente Gómez Ruiz y Eduardo Collado Méndez
Alumnos de 4º ESO A
Como es habitual, en nuestro centro, el I.E.S. Pedro Alfonso de Orellana, se realizan encuentros literarios con los autores de algunos de los libros que leemos a lo largo del curso.
Por Vicente Gómez Ruiz y Eduardo Collado Méndez
Alumnos de 4º ESO A
Como es habitual, en nuestro centro, el I.E.S. Pedro Alfonso de Orellana, se realizan encuentros literarios con los autores de algunos de los libros que leemos a lo largo del curso.
En este caso se trata de la autora del libro Estás en la luna, de Carmen Montalbán:
P: Cuéntenos algo sobre su biografía, estudios…
P: Cuéntenos algo sobre su biografía, estudios…
R: Estudié magisterio. Soy profesora de educación infantil, pero no me he dedicado a la educación; salvo a la educación de adultos, durante algunos años. Empecé en una emisora de radio, luego me fui a Madrid, a una revista de decoración. Trabajé en prensa como redactora y como profesora de corrección de estilo… y, mientras tanto, escribiendo. Me había marchado con la intención de dedicarme de lleno a escribir. El problema es que es muy difícil ganarse la vida con la literatura, pero se pueden buscar caminos que se le parezcan y que te puedan dar de comer.P: ¿Cómo surgió la idea de Estás en la luna?R: Después de mi viaje al Sahara, a los campos de refugiados de Tinduf; tras observar la diferente mirada de los niños y los ancianos a la situación en que viven. Los ancianos están preocupados con el regreso a su tierra, el antiguo Sahara español; una tierra que los chiquillos nunca han pisado. Sí, yo creo que es eso lo que más me inspiró: la diferente fuerza con que las raíces tiran de unos ancianos que no quieren olvidar y de unos niños que viven su infancia como debe vivirse la infancia, con toda la felicidad y despreocupación que pueden.
P: ¿Cómo se le ocurrió el título Estás en la luna?
R: Me lo sugirió, en principio, la complicidad entre Bahía ─la abuela─ y Baraka ─la nieta─. Cuando, de forma oral, Bahía le transmite sus recuerdos a Baraka, ambas empiezan a pensar en el regreso. Mientras tanto, la madre y las tías de la niña, que van a lo práctico, les dicen que están en la luna. Pero el título no sólo surge de ahí. Surge también de la enfermedad de la abuela, el alzheimer, que hace que Bahía lo pierda todo y esté un poco en la luna; surge del sueño del abuelo Abdulá de pisar la luna, y del último viaje de la casita blanca, que va a parar, finalmente, a la luna.
P: ¿La historia que cuenta en el libro es real o ficticia?
R: Totalmente ficticia. La historia del pueblo saharaui es real, pero la de los personajes es inventada.
P: ¿Ha vivido algo parecido a lo que cuenta en el libro?
R: He vivido de cerca la enfermedad del alzheimer. Mi padre lo padeció… Y, en cuanto a los objetos de la novela, yo también he tenido un baúl. Heredé el baúl de mi abuelo; que no tenía palmeras, como el de Bahía, sino bellotas. Una noche me asomé a la puerta y no encontré la luna, y esa misma noche soñé que la luna se había perdido y que yo la encontraba en el baúl de mi abuelo.
P: ¿Le costó mucho escribir este libro?
R: No, ha sido realmente fácil. Estuve un año largo sin ponerme a escribirlo, pero con él en la cabeza. Por fin, cuando me puse a ello, lo fui creando a tirones de necesidad. La verdad es que ha sido el libro que menos trabajoso me ha resultado. Conseguir una escritura de fácil lectura no es nada fácil, pero, en este caso, no me ha costado demasiado esfuerzo.
P: ¿Cómo surgieron los personajes de la novela?
R: Iban surgiendo según escribía. Necesitaba una niña y una anciana. Usé el nombre de la pequeña de la familia que me acogió ─Baraka─, pero sólo el nombre. El nombre de Bahía también es de ese pueblo, creo que de chico, pero me gustaba la idea de llamar a la abuela Bahía, ya que tuvo una casita en la Bahía, y con Bahía se quedó.
P: ¿Cuántos libros ha escrito usted?
R: Que estén publicados, dos, Estás en la luna y La casa del manzano. Aparte de ellos, en el cajón de mi escritorio, tengo otras dos novelas, El perro de los esclavos y Ven a buscarme. Reconozco que el primero fue una especie de experimento en el que jugué a ponerle al lector complicaciones. En cuanto a Ven a buscarme, no llegó a publicarse por su extensión, seiscientas páginas. Estaba ultimando una novela más cuando, tras tres años de trabajo, y sin copias de papel, se me quemó el ordenador en una tormenta eléctrica. Quería ser una comedia y me estaba resultando complicado encontrar la sencillez de la que hablábamos antes y que, en Estás en la luna, ha salido por sí sola.
P: ¿Cuál de sus libros le satisface más?
R: No sé decir. Es como elegir el hijo al que quieres más. En principio, siempre estás más a gusto con el último trabajo que haces; pero, luego, cuando pasa un tiempo, todas tus obras se igualan otra vez. Pero, sí, de momento, estoy contenta con esta novela, Estás en la luna, que acaba de nacer.
P: ¿Seguirá escribiendo?
R: Sí, eso espero. El escritor nunca lo deja. Lo que pasa es que la vida tira de ti de muchas maneras para que hagas otras cosas; pero también hay que escribir. Es como una droga. Si no escribo en mucho tiempo, el “mono” me ataca los nervios.
P: ¿Con cuántos años empezó a escribir?
R: Más o menos a los 12 años empecé a no tenerles pánico a las redacciones del colegio y a disfrutar haciéndolas. Más tarde, estudiando Magisterio en Badajoz, me dediqué más en serio a escribir cuentos.
P: ¿Tuvo algún apoyo cuando comenzó a escribir?
R: Lo cierto es que empecé a una edad complicada, porque tenía que empezar a pensar en buscar trabajo. La mayoría de los consejos que recibí iban en ese camino: que encontrase un trabajo y que ya escribiría; que, primero, fuese a lo práctico. Pese a todo, mis padres sí que me apoyaron mucho. Hasta entonces, se habían visto apurados para sacar adelante a sus cinco hijos y no habían tenido tiempo ni condiciones adecuadas para leer por placer. Pero, cuando yo empecé con mis primeros cuentos, los hijos ya estábamos criados, y empezábamos a darles el respiro suficiente como para volver a la literatura. Fue muy emocionante para mí verles disfrutar de aquellos primeros relatos míos. Leían mis manuscritos con mucho interés y con mucho orgullo. Recuerdo que en uno de ellos, el que luego originó mi novela La casa del manzano, vi a mi madre llorar de moción. La actitud que tenían mi padre y ella ante mis manuscritos me alentó mucho. Los esperaban con una avidez que me animaba a escribir cuentos nuevos.
P: ¿Cuáles han sido sus autores preferidos?
R: Mi autor del alma es García Márquez, estoy enamorada de todo lo que escribe ese mago de las palabras; pero mi obra favorita no es suya, es Pedro Páramo, de Juan Rulfo. El ambiente fantasmal de esa historia siempre me ha fascinado.
P: ¿Usted conocía a la ilustradora del libro?
R: No, no la conocía. Es una pintora gallega que se llama Pilar Millán. La eligió la editorial por el estilo de su obra y, sobre todo, por su amor a África. Casi todos sus temas giran alrededor de África. Yo vi sus primeros cuadros después de que saliera el libro.
P: ¿La ha llegado a conocer personalmente?
R: Sí, hemos quedado alguna vez, y me parece una persona encantadora. Espero ir alguna vez con ella a África.
P: ¿Cómo se le ocurrió el título Estás en la luna?
R: Me lo sugirió, en principio, la complicidad entre Bahía ─la abuela─ y Baraka ─la nieta─. Cuando, de forma oral, Bahía le transmite sus recuerdos a Baraka, ambas empiezan a pensar en el regreso. Mientras tanto, la madre y las tías de la niña, que van a lo práctico, les dicen que están en la luna. Pero el título no sólo surge de ahí. Surge también de la enfermedad de la abuela, el alzheimer, que hace que Bahía lo pierda todo y esté un poco en la luna; surge del sueño del abuelo Abdulá de pisar la luna, y del último viaje de la casita blanca, que va a parar, finalmente, a la luna.
P: ¿La historia que cuenta en el libro es real o ficticia?
R: Totalmente ficticia. La historia del pueblo saharaui es real, pero la de los personajes es inventada.
P: ¿Ha vivido algo parecido a lo que cuenta en el libro?
R: He vivido de cerca la enfermedad del alzheimer. Mi padre lo padeció… Y, en cuanto a los objetos de la novela, yo también he tenido un baúl. Heredé el baúl de mi abuelo; que no tenía palmeras, como el de Bahía, sino bellotas. Una noche me asomé a la puerta y no encontré la luna, y esa misma noche soñé que la luna se había perdido y que yo la encontraba en el baúl de mi abuelo.
P: ¿Le costó mucho escribir este libro?
R: No, ha sido realmente fácil. Estuve un año largo sin ponerme a escribirlo, pero con él en la cabeza. Por fin, cuando me puse a ello, lo fui creando a tirones de necesidad. La verdad es que ha sido el libro que menos trabajoso me ha resultado. Conseguir una escritura de fácil lectura no es nada fácil, pero, en este caso, no me ha costado demasiado esfuerzo.
P: ¿Cómo surgieron los personajes de la novela?
R: Iban surgiendo según escribía. Necesitaba una niña y una anciana. Usé el nombre de la pequeña de la familia que me acogió ─Baraka─, pero sólo el nombre. El nombre de Bahía también es de ese pueblo, creo que de chico, pero me gustaba la idea de llamar a la abuela Bahía, ya que tuvo una casita en la Bahía, y con Bahía se quedó.
P: ¿Cuántos libros ha escrito usted?
R: Que estén publicados, dos, Estás en la luna y La casa del manzano. Aparte de ellos, en el cajón de mi escritorio, tengo otras dos novelas, El perro de los esclavos y Ven a buscarme. Reconozco que el primero fue una especie de experimento en el que jugué a ponerle al lector complicaciones. En cuanto a Ven a buscarme, no llegó a publicarse por su extensión, seiscientas páginas. Estaba ultimando una novela más cuando, tras tres años de trabajo, y sin copias de papel, se me quemó el ordenador en una tormenta eléctrica. Quería ser una comedia y me estaba resultando complicado encontrar la sencillez de la que hablábamos antes y que, en Estás en la luna, ha salido por sí sola.
P: ¿Cuál de sus libros le satisface más?
R: No sé decir. Es como elegir el hijo al que quieres más. En principio, siempre estás más a gusto con el último trabajo que haces; pero, luego, cuando pasa un tiempo, todas tus obras se igualan otra vez. Pero, sí, de momento, estoy contenta con esta novela, Estás en la luna, que acaba de nacer.
P: ¿Seguirá escribiendo?
R: Sí, eso espero. El escritor nunca lo deja. Lo que pasa es que la vida tira de ti de muchas maneras para que hagas otras cosas; pero también hay que escribir. Es como una droga. Si no escribo en mucho tiempo, el “mono” me ataca los nervios.
P: ¿Con cuántos años empezó a escribir?
R: Más o menos a los 12 años empecé a no tenerles pánico a las redacciones del colegio y a disfrutar haciéndolas. Más tarde, estudiando Magisterio en Badajoz, me dediqué más en serio a escribir cuentos.
P: ¿Tuvo algún apoyo cuando comenzó a escribir?
R: Lo cierto es que empecé a una edad complicada, porque tenía que empezar a pensar en buscar trabajo. La mayoría de los consejos que recibí iban en ese camino: que encontrase un trabajo y que ya escribiría; que, primero, fuese a lo práctico. Pese a todo, mis padres sí que me apoyaron mucho. Hasta entonces, se habían visto apurados para sacar adelante a sus cinco hijos y no habían tenido tiempo ni condiciones adecuadas para leer por placer. Pero, cuando yo empecé con mis primeros cuentos, los hijos ya estábamos criados, y empezábamos a darles el respiro suficiente como para volver a la literatura. Fue muy emocionante para mí verles disfrutar de aquellos primeros relatos míos. Leían mis manuscritos con mucho interés y con mucho orgullo. Recuerdo que en uno de ellos, el que luego originó mi novela La casa del manzano, vi a mi madre llorar de moción. La actitud que tenían mi padre y ella ante mis manuscritos me alentó mucho. Los esperaban con una avidez que me animaba a escribir cuentos nuevos.
P: ¿Cuáles han sido sus autores preferidos?
R: Mi autor del alma es García Márquez, estoy enamorada de todo lo que escribe ese mago de las palabras; pero mi obra favorita no es suya, es Pedro Páramo, de Juan Rulfo. El ambiente fantasmal de esa historia siempre me ha fascinado.
P: ¿Usted conocía a la ilustradora del libro?
R: No, no la conocía. Es una pintora gallega que se llama Pilar Millán. La eligió la editorial por el estilo de su obra y, sobre todo, por su amor a África. Casi todos sus temas giran alrededor de África. Yo vi sus primeros cuadros después de que saliera el libro.
P: ¿La ha llegado a conocer personalmente?
R: Sí, hemos quedado alguna vez, y me parece una persona encantadora. Espero ir alguna vez con ella a África.
Aquí finaliza la entrevista. GRACIAS, Carmen, por dedicarnos su tiempo, y ya sabe dónde tiene una nueva cantera de lectores. Hasta pronto. Hasta siempre.
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