miércoles, 26 de junio de 2013

Concierto de PRIMAVERA en el Teatro del Bosque

Teniendo en cuenta que me propongo hablar del Concierto de Primavera del Conservatorio Profesional de Música Rodolfo Halffter unos días después de iniciarse el verano, pensé que redactar esta entrada iba ser difícil para mí. “Demasiados conciertos en pocos días”, pensé. Desconfiaba de mi memoria porque, además, éste se celebró en el Teatro del Bosque, que no permitió sacar fotografías (con las que yo suelo invocar tantos recuerdos en otras ocasiones).

 
 
Alexandre Schnieper. Foto: Carmen Montalbán

Si el programa me ayuda a recordar, encontraré con qué ilustrar mi artículo”, susurré abriendo ya mis archivos de imagen. Buscaba alguna fotografía anterior o posterior de Alexandre Schnieper, que dirigió el concierto, y de los solistas, Eduardo del Río y Roberto Lerma… Eso, sonreí para mí, no lo había olvidado.

 

Saqué el programa del cajón. Estaba del revés, así que lo leí de abajo arriba.

El evento terminó de un modo muy primaveral. La  Banda Sinfónica del Rodolfo Halffter había interpretado Expedition, un emocionante poema sinfónico del compositor contemporáneo Oscar Navarro. Fue la primera vez que lo oí. Me gustó, me acuerdo, porque ese tipo de música –igual que la primavera– resucita el espíritu aventurero. Se compuso, al parecer, para ilustrar un viaje al corazón de la Antártida; de modo que transmite la osadía necesaria para hacerme sentir pionera en una inmensa llanura de hielo.
Tengamos en cuenta que, cuando sonó esta obra, yo ya venía de otro planeta. De otros. La Orquesta Sinfónica del Rodolfo Halffter había interpretado Marte y Júpiter, de Los planetas de G. Holst. Son piezas muy imaginativas… y de una dificultad enorme, supongo, para los músicos. En cualquier caso, los siete planetas –dicen– son las siete influencias del destino en nuestro espíritu; y estos dos consiguieron influir en el mío, ¡cómo olvidar eso!
 
Con mayor satisfacción, si cabe (y sin necesidad de evocarlo mirando el programa), recuerdo el Concierto para trompa y orquesta en mi bemol mayor K. 447 de Mozart, con que la Orquesta Sinfónica acabó la primera parte. La trompa solista estuvo a cargo de Roberto Lerma Barrero, alumno del conservatorio que se ha graduado este año con el Premio Especial de Fin de Carrera.

 

Roberto Lerma. Foto: Carmen Montalbán
Roberto sacó un sonido exquisito, cálido y bello, que fue muy aclamado. Obtuvo un gran éxito que espero que sea el primero de muchos en el Grado Superior que va a comenzar.

Y, ya, para empezar una primavera que acabó antes de asomar, uno de los magníficos solistas ya consolidados  del Rodolfo Halffter: Eduardo del Río Robles. Él es profesor de Chelo, un intérprete en activo; un músico de primera fila. Cuando Eduardo aparece en el programa, sé muy bien que voy a disfrutar de buena música. En este caso (acompañado por la Orquesta Sinfónica), interpretó el Concierto para violonchelo y orquesta Op. 104 de A. Dvorak) y me dejó, como siempre, maravillada de oír algo tan bonito. Eduardo del Río es sutil y limpísimo en sus sonidos, y consigue que, tras su música, se quede flotando en la sala una especie de recogimiento alegre; recogimiento del que sólo salimos tras un silencio, para gritar ¡Bravo!

Eduardo del Río. Foto: Carmen Montalbán
A Eduardo, a Roberto, a Alex y a la Orquesta y Banda Sinfónicas del Rodolfo Halffter, gracias por dejarnos la primavera aquí, donde se quedará hasta mucho después de que acabe el verano.

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