miércoles, 4 de diciembre de 2013

La Casita… de música

La única orquesta del Conservatorio Rodolfo Halffter que programa conciertos antes de la cita anual de Navidad es la Orquesta de Antiguos Alumnos, dirigida por Juan Manuel Saiz Rodrigo. Lógicamente, esta agrupación no necesita el primer trimestre para preparar sus obras, puesto que sus miembros (profesionales ya, muchos de ellos) tienen más repertorio y experiencia, y sus ensayos no han de atenerse forzosamente al calendario escolar.
La novedad es que, este año (como les anuncié en uno de mis últimos comentarios sobre los conciertos del curso pasado), cuando el 20 y 21 de este mes se celebre el Concierto de Navidad, ya habremos asistido a un gran evento en que, además de la Orquesta de Antiguos Alumnos, participó la de Enseñanzas Elementales.
  La Orquesta de Enseñanzas Elementales en el Centro Cultural Villa de Móstoles. Foto: Carmen Montalbán

Yo asistí. Fue el 5 de octubre, en el Centro Cultural Villa de Móstoles. Juan Manuel Saiz le había sugerido a María Dolores Encina que los músicos graduados que él dirige compartiesen el programa con los niños y las niñas que dirige ella. Me pareció una idea preciosa, pues es esta especie de “apadrinamiento” (entre los que se han ido del Conservatorio sin desprenderse del todo, afortunadamente y los que no han hecho más que llegar a la música)  lo que estrecha los lazos de los que hablamos ayer… o el otro día… Los mismos lazos a que aludí al hablar de Jorge Maldonado. Creo que piensan hacerle un pequeño homenaje en el Concierto de Navidad. También en esta ocasión, de la que hablo ahora, Juan Manuel le dedicó unas palabras a nuestro querido bibliotecario y, como ocurre siempre que alguien nombra a Jorge en público, su sonrisa revivió en nuestra boca… y aplaudimos. Luego, en medio de ese clima de recogimiento alegre que deja una amistad tan felizmente compartida, la magia se transformó en sonido.
En fin, que Lola había aceptado el reto, por supuesto. Dirigió a la misma orquesta que tenía antes del verano (sin despedir aún a los que hoy han pasado a Grado Medio ni contar todavía con los recién incorporados a Enseñanzas Elementales, que van a debutar en Navidad). El curso apenas llevaba en marcha unas semanas, así que fue preciso recuperar el pulso de los instrumentos en tiempo récord para acudir a aquel Concierto Solidario.
El acto se había organizado a favor de una Asociación sin ánimo de lucro: Accede a respiro. Accede a respiro intenta mejorar la calidad de vida de pacientes con TEA (Trastornos del Espectro Autista) y, como consecuencia, la de sus familiares (a quienes ayuda a enfrentarse con fuerza a esos trastornos y a las tensiones que dificultan su día a día). Entre los proyectos de la asociación (equinoterapia, actividades al aire libre, taller de psicomotricidad…), la Casa de Juegos programa actividades para el desarrollo personal de adolescentes con este tipo de discapacidad… A pesar de la crisis, La Casita –como también se conoce el proyecto– sobrevive por ahora… o eso creo.
Fue con esos muchachos, integrados entre muchas otras personas de todas las edades, con quienes presencié el concierto solidario aquella tarde. No supe nada de ellos hasta el momento de los aplausos de despedida, cuando Presentación Abellán, la presidenta de Accede a Respiro, les dio las gracias a los músicos de ambas orquestas por conseguir que los chicos de la asociación hubiesen disfrutado tanto de un concierto. Yo quiero creer que todos habitábamos la misma casa, en la que sentíamos algo parecido: que podíamos sentir.
Para la Orquesta de Enseñanzas Elementales, que tocó en la primera parte, había sido un reto; para el público, un regalo. Nos ofrecieron dos piezas preciosas: Caramelo Vals, de Álvaro Gómez Alvarado y Tres Maneras distintas de caminar, de Pablo J. Berlanga Rui-Díaz.
¿Cómo no iban a fascinarme otra vez esos niños? Son de los que crecen con las dificultades. Cuanto más complicado es el desafío, más altura alcanzan sus arcos; más distancia cruzan sus puentes; más dignos, erguidos y disciplinados se ven; más comunican… Supongo que se concentran en su objetivo: sonar como un solo ser en esa dulce canción que canta toda la orquesta; una canción en la que –lo confieso– yo ya empiezo a pensar con añoranza. Mi hijo Andrés, que ha sido durante años uno de sus pianistas, se… “jubiló”, precisamente, en aquel Concierto Solidario. En fin: espero seguir escuchando muchos años a sus compañeros –los   mismos otros–, porque siempre estaré agradecida a la cuna musical con la que él se identifica.
Los mismos otros. Foto: Carmen Montalbán
También la segunda parte fue entrañable e hipnotizó a los chicos de Accede a respiro (y a todos los demás, jóvenes o no) de la misma forma.
La Orquesta de Antiguos Alumnos reabrió la cajita de música y lanzó al aire otras dos maravillas: el estreno mundial de Divertimento para orquesta, nueva obra del prolífico Berlanga,  y el Concierto para piano y orquesta n. 1 Op. 23 de Tchaikovski, interpretado por el solista Enrique Bernaldo de Quirós, que me pareció una preciosidad.
Las obras de Pablo Berlanga son una garantía de que el concierto va a ser un éxito. Son piezas muy atractivas que, de remate, consiguen algo dificilísimo para un creador (lo sé como escritora): parecer fáciles. Quien escucha –o lee– se desliza gozoso de un pasaje a otro; sin preguntarse qué complicaciones habrá tenido que superar el autor para conseguir ese… tacto de seda. Pero esta obra de Berlanga es, además, una de las que más me ha gustado hasta ahora. Recuerdo que empezó sonándome igual que un cuento de hadas y que, después de algunas travesuras (como si un gato bobo persiguiera a un astuto ratón por entre figurillas de cristal), ¡zas!, un contundente solo de trompeta lo llenó todo de contrastes y de ecos españoles que me arrastraron a otra persecución con mayor peligro… y más maravillosa todavía.
Nuevo éxito de Pablo Berlanga y Juan Manuel Saiz
¡Bravo!, Berlanga, ¡bravo!
En cuanto a Enrique Bernaldo de Quirós estuvo tan brillante como el año pasado, la primera vez que le escuché en directo (en Concierto X Aniversario del Teatro del Bosque, cuando interpretó el Concierto para piano y orquesta nº 20 en Rem. Kv 466, de Mozart).  Como ya les dije en aquella ocasión, Enrique es uno de los mejores pianistas españoles de su generación; un artista joven, pero ya tan generoso como sólo saben serlo los muy grandes. Pese a sus incontables premios internacionales sigue siendo solidario con la educación. Actualmente, es profesor Titular en el Conservatorio Superior de las Islas Baleares... Pero yo no estaba hablando únicamente de ese tipo de educación; me refería, más bien, a que hay personas que, sin proponérselo, nos enseñan a sentir la vida de otra forma.
Enrique Bernaldo de Quirós con la Orquesta de Antiguos Alumnos del Rodolfo Halffter
Siempre me fascinará la sutileza con que la buena música consigue, a veces, conectar con nuestras almas sordas. Tampoco me refiero ahora, solamente, a esos chicos con problemas de socialización, comunicación o reciprocidad emocional; hablo de otro tipo de autismo que, en mayor o menor medida, nos va afectando a todos los demás, incluida yo… Hasta que, de pronto, abro la caja de música y conecto conmigo misma. ¿Vieron la película Dos cabalgan juntos? Se me pasó la escena por la mente cuando aplaudí en aquel concierto (ésa en que el joven deja caer la cajita y, al oírla abierta, recupera la infancia que perdió cuando le raptaron los indios). Mi experiencia, claro, no fue un drama: al revés. Sentí la magia de la música sin estridencia alguna; sin dolor ni caída. Una sutil caricia en el oído atravesó mi piel de piedra; hizo temblar mi carne y, ¡zas!, dejé de ser estatua.
5 J.M. Saiz, E.B. Quirós y la Orquesta de Antiguos Alumnos


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