lunes, 19 de diciembre de 2011

Los tesoros de FOTCIENCIA

¡Enhorabuena a los ganadores de FOTCIENCIA 2011! FOTCIENCIA es un certamen de fotografía científica convocado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). El objetivo del premio es acercar la ciencia y la tecnología a los ciudadanos a través de imágenes acompañadas de sus explicaciones.
Estos días, en tanto se producía el fallo del jurado, he andado navegando por la galería de imágenes de los concursantes, empapándome de ciencia. Las fotografías de la categoría MICRO (de objetos menores a un milímetro) han sido tomadas, en su mayoría, por científicos profesionales; con instrumentos de micrografía (óptica o electrónica) que no están al alcance de cualquiera o mediante técnicas de difracción que tampoco dominamos los profanos. En la modalidad general, sin embargo, es más común que seamos los ciudadanos de a pie quienes damos el paso de acercarnos a la ciencia para hacerle un retrato (visual y escrito). Si podemos ver con nuestros propios ojos el objeto que miramos, no es preciso dominar otra cosa que la cámara para obtener fotografías que ilustren hechos científicos. Participé, por supuesto, con dos fotografías: Lavar el agua y Fuerza y movimiento en el salto de la rana”. Necesito muy pocas vueltas de tuerca para ponerme a funcionar en algo que implique pensar un poco, redactar un texto y hacer fotografías. Encontrar un motivo no es complicado: enfoques lo que enfoques ─una medusa o una escalera de caracol─, la ciencia también aparece en la foto, sólo hay que traerla al primer plano.

Estructuras invisibles”. Primer premio de la Categoría General FOTCIENCIA 9. Carlos Cuenca Solana
Descubrir qué nos movió a fotografiar un animal puede inspirar un texto de biología. Por su aspecto amenazador; por su aparente fragilidad; porque vuela; porque nada; porque se arrastra; porque se transforma; porque advierte; porque envenena… Y lo mismo ocurre con las plantas y con los paisajes. Todos los ambientes que hayamos mirado pueden ilustrar alguna explicación de las ciencias de la tierra y del espacio. El Ártico es un ejemplo del calentamiento global; los volcanes, de la liberación de energía; los cañones y  los glaciares, de la erosión y la huella del tiempo; las estaciones eólicas y las placas solares, de las energías renovables…
Gran acierto de FOTCIENCIA: sin ambas categorías no se produciría una osmosis perfecta entre la ciencia y el ciudadano. En la ciencia, igual que en la música, viene muy bien incluir viejos éxitos para que el público preste más atención a los temas nuevos. Ahora, ya, sí les toca a los profesionales de la investigación científica dar el paso de acercarnos sus avances. Ahora, los artistas de la categoría MICRO analizan sus muestras con resonancia magnética nuclear o introducen el objetivo bajo la radiación de una lámpara ultravioleta y me muestran lo casi nunca visto: el interior de la materia. De repente, puedo darme un paseo por las entrañas del plancton, las bacterias, virus, parásitos, hongos, cristales, compuestos orgánicos, moléculas, células, elementos químicos… Se me abren las puertas de sus laboratorios, y las brumas se disipan. Una avanzadaza tecnología se pone a disposición de mi limitado sistema visual. A veces, ni siquiera necesito luz; cuento con microscopios de fuerza atómica que generan ante mis ojos miopes imágenes tridimensionales de partículas que casi puedo acariciar.
La proximidad hipnotiza; es como engancharnos a la historia de un personaje literario cuando el autor nos coloca en su punto de vista. Aquí estoy, dentro de la escala nanométrica; viviendo una aventura fascinante. Entré en la primera imagen y ya no hubo vuelta atrás: tuve que seguir mirando. Me sentía descubridora de un Lilliput inexplorado; Alicia en un Nano-país de las maravillas, lleno de lo que parecían islas desiertas; montañas nevadas; naves espaciales; selvas bananeras; estrellas radiantes; palacios de Gaudí o laberintos poblados de monstruos… Toda una hazaña. Pasaba de una foto a otra preguntándome qué suelo estaba pisando. ¿Un compuesto orgánico; un cristal; un cascarón de nuez, una gota de sangre, un metal oxidado? En plena odisea, me acordé del día en que le pusieron gafas a uno de mis hijos. El niño anduvo rodando de la mañana a la noche. Es como si el bordillo se hubiera convertido, de repente, en algo abstracto o fluctuante que él hubiera dejado de reconocer. Cuando le ayudé a levantarse por enésima vez y le pregunté qué le estaba pasando, me respondió: “Es que, hoy, el suelo está mucho más cerca”.
En fin, que también yo tenía que aprender a mirar el mundo bajo esta otra óptica y, para eso, necesitaba las explicaciones de los textos: el manual de instrucciones de mis “gafas” nuevas. Son esos textos los que tienden puentes entre la tecnología y quienes la usan. Lo digo con orgullo de escritora: las imágenes de este certamen no podrían atracar nunca en las entrañas del conocimiento si no llevasen el mapa del tesoro de la ciencia. Aquí quería llegar yo, a este precioso cofre de información en que descubro que lo que tomé por un grano de arroz es el polen de una orquídea; que iba a chupar una pila creyendo que era un helado; que no vengo de una caverna, sino de un estigma; que aquel caballito de mar era, en realidad, una neurona; que no he surcado el Amazonas, sino el cerebro; que este corazón era una piedra y aquel monstruo la larva de un insecto.

Bolas de helado”. Primer premio de la categoría Micro Fotciencia 9. María Carbajo Sánchez
¡Cómo habría disfrutado Julio Verne! Le habría fascinado la nanotecnología, una ciencia reciente cuyos logros revierten en todos los campos de la investigación. Se ocupa de reestructurar la materia a una escala diez mil veces menor que el grosor del cabello humano. Esta ciencia copia estructuras de la naturaleza y las “domestica” para obtener materiales similares a los existentes, pero con propiedades que se pueden controlar y adaptar a nuestras necesidades. Gracias a ella, por ejemplo, los cirujanos cosen nuestras heridas con hilos tan elásticos y resistentes como la seda de la araña. Pero la nanotecnología no sólo es útil dentro del quirófano y del laboratorio: optimiza todas nuestras herramientas. Desarrolla materiales capaces de absorber gases, de cortar metales, perforar rocas; aislar de la electricidad; proteger contra el fuego; impedir la adherencia de nuestros enseres de cocina o prestarles las propiedades ópticas del cristal líquido a nuestros aparatos electrónicos…
Una cosa me ha llamado la atención de este certamen: los científicos emplean todo su ingenio y la tecnología más puntera en desentrañar misterios; no obstante, en muchos de los comentarios con que interpretan el interés científico o tecnológico de los hechos que han observado, nombran a seres mágicos, reflejos mágicos, estrellas mágicas… De verdad, me sorprende. ¿Acaso no nació la ciencia cuando alguien se dio cuenta de que el rayo no venía del cabreo de algún dios? Sí, ya lo sé, es una forma de hablar: recurrimos a los mitos para hacer literatura; pero yo no creo que haya contradicciones entre la belleza de una imagen y el conocimiento (ausencia de misterio) de su significación científica. Saber qué provoca el rayo no logrará que éste deje de impresionarme. La ciencia y la magia se llevan como el agua y el aceite cuando deben convivir en textos de menos de mil caracteres. En tan pocas líneas, ya es bastante con que nos quepa todo lo que hay que decir de la materia y de sus equilibrios inestables; de sus simetrías escondidas, de sus proporciones, de su armonía, del color de lo químico, de sus irisaciones, de su luminiscencia…
Me ha llevado días despegar la nariz de estas bellas imágenes. No sólo felicito a los ganadores; le doy mi enhorabuena, también, a FOTCIENCIA. Su enfoque visual y festivo logra que la ciencia y la tecnología se adhieran al objetivo de nuestras cámaras, que las dispersan en una suerte de polinización. Animo a todo el mundo a echarles un vistazo a sus fotografías y a sus textos; hasta entonces, les avanzo mis primeras impresiones: a) que la ciencia y la tecnología establecen, en la actualidad, una estrecha simbiosis de la que todos nos beneficiamos; b) que ambas están cambiando el mundo, pues sus logros se emplean en minimizar nuestra huella ecológica y mejorar nuestra calidad de vida, y c) que, aunque no todos los científicos se expliquen como Carl Sagan, sí hay muchos de ellos que ven la realidad que hay tras el espejismo y la describen de un modo interesante y claro, logrando una conexión “mágica” entre la ciencia y el ciudadano (perdonadme la broma, pero yo soy muy dada a la ficción y, aquí y ahora, me he permitido 8.747 caracteres, contando espacios).

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