jueves, 23 de abril de 2009

“Estás en la luna” en el colegio San Viator, de Madrid

El martes 21 de abril de 2009 asistí como autora invitada a los “Encuentros de pluma y pincel” de la XXV SEMANA DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL del colegio San Viator, de Madrid, para hablar de mi novela “Estás en la luna” con los chicos y chicas de 1º de la ESO.

Yo ya había oído hablar de esta particular feria del libro, que esta semana ha cumplido 25 años. Amigos de Kalandraka me habían informado acerca de la voluntad y de la energía que vierte en ella Pilar Solana, la profesora que la coordina. Conocí a Pilar Solana el martes, durante mi intervención, pero ya asociaba su nombre a los Amigos del Libro Infantil y Juvenil, a la revista Lazarillo, a Un Verano de Cuentos, de La Casa Encendida, y, en general, a actividades relacionadas con la animación a la lectura.

En esta XXV edición, celebrada del 20 al 24 de abril, la SEMANA DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL ha reunido a los chicos y a las chicas del colegio San Viator con compañías de teatro y títeres (El globo rojo, La mar de marionetas y Los cocos locos), con cuentacuentos (El globo rojo, Antonia de León y Ana Blanco) y con los autores e ilustradores de los libros que han leído en estos días en el colegio (Sagrario Pinto, Elisa Arguilé, Luisa Villar Liébana, Juan Vidaurre, Pepe Torices, Carlos Puerto, José María Plaza, Fernando Claudín, Blanca Álvarez, María Menéndez Ponte, Emilio Calderón, Ana Alcolea y yo misma).

Que la Semana del Libro cumple con su objetivo se aprecia a primera vista, en cuanto una se pasea por las imaginativas exposiciones que han organizado los escolares (Inventos librescos y Todos juntos leemos) y en cuanto, ya con ellos en las aulas, escucha las preguntas de esos voluntariosos y solícitos lectores.

Para mí ha sido conmovedor; y no sólo porque muchos de ellos me han confesado que “Estás en la luna” se ha convertido en su libro favorito, sino también porque hablaban de mi novela como de un mundo real al que hubiesen viajado conmigo. También es así como yo intento entrar en los libros y como los comento después en mi blog. La magia de la literatura se multiplica cuando su público tiene aún un sentimiento mágico de la vida. A esas edades, todavía me pueden preguntar si es cierto (o si hablo en sentido figurado) que han transformado la casa en una nave espacial y que, ahora, ella y su dueña nos miran desde la luna. Es fantástico.



Mis lectores del San Viator me han preguntado de todo: por mi vida; por mi obra; por los secretos y trucos de los procesos creativos (hay entre ellos futuros escritores); por las canciones que se cantan en la obra (Volando voy, de Kiko Veneno y La larga espera, de Amistades peligrosas); por mis sensaciones en el desierto; por el pueblo y las costumbres saharauis… Me han preguntado si, en mi viaje a Tinduf, tomé notas sobre la forma y características de todos aquellos pies descalzos. Tendría que haberme acompañado Pilar Millán, que dibuja pies mucho mejor que yo…

La única pregunta repetida en los cuatro cursos con los que hablé me sorprendió más que ninguna otra, porque nunca había pensado en ello: la segunda parte de “Estás en la luna”, ¿para cuándo? Desde luego, esa pregunta dice mucho de lo animados que están para leer y seguir leyendo, y del cariño que le han tomado a la protagonista, Baraka, pues desean saber si la niña consigue terminar sus estudios de cine, habitar la casita blanca de la bahía, filmar su propia película y cambiar algunas cosas.
Os doy las gracias a todos por la preciosa mañana que pasé con vosotros y, en particular, a quienes me regalasteis vuestros trabajos voluntarios. A Irene le agradezco su análisis de la novela y sus estadísticas; a Paula e Irene N., su estudio sobre el alzheimer; a Miriam, su cuestionario, y a María y Andrea sus preciosas dedicatorias.

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