domingo, 18 de mayo de 2008

“Vuelo nocturno", Saint-Exupéry





“Vuelo nocturno” es la epopeya de los pioneros de la aviación que surcaban los cielos de Sudamérica todas las noches para ofrecer un servicio más rápido que el ferrocarril y los barcos en el transporte del correo.

Saint-Exupéry, que además de escritor fue piloto, empleó un estilo conciso, pero épico y lírico a la vez, para la creación de un relato simbólico y lleno de fuerza.

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Mi vuelo junto a Saint-Exupéry
Leyendo “Vuelo nocturno” he soñado que soñaba con volar. Explorando su historia de correos en peligro, he sido mujer-pájaro. Y, ¡cómo no!, también mujer-avión; o sea, máquina lírica. Tan identificada estaba con mi avión, que hacía cuerpo con él. Su luz era mi luz y mi carne un metal chorreando vida. Fosforescía más yo que su cuadro de mandos. Era, como mi avión, una estrella perdida que les hiciera guiños a las aldeas de abajo antes de que la noche las borrase del todo y me dejara sola, a oscuras, sin mapas ni fronteras.
Allá arriba, mientras leía, era una humilde fuerza en marcha; un don Nadie consciente de que hace algo sagrado; una pionera débil, cansada y torpe, pero eterna. Si no, ¿habría sido capaz de desafiar tormentas? Supongo que es un mérito de Saint-Exupéry. Me ha colocado encima de la gran extensión de Sudamérica, en una tempestad de truenos y relámpagos, y me ha hecho responsable del cielo entero.
Y ahí estaba yo, dentro de sus atmósferas idílicas, volando sin remedio hacia la tragedia. La aventura me empujaba a través de limbos extraños. Me sentía a la intemperie, en una noche vacía como un teatro sin actor; una noche tan voraz, que ya me había tragado por completo. La imaginación del peligro era tan fuerte que, para salvarme, he necesitado imaginarme que me salvo. Tan negro estaba todo, que no veía ni el libro. Y, sin embargo, sé que quien pilotaba era el autor. Mi soledad era su Patagonia. Se diría que me hallaba, meramente, planeando sobre la negra intemperie de mí misma.

1 comentario:

Luis C. dijo...

Yo leí este libro hace mucho. Hace tanto que casi no recuerdo lo que leí. Pero recuerdo el ruido del motor del avion, el olor a fuel y las manos enguantadas sujetando los mandos.
Me vas a hacer leerlo otra vez.
Te ha quedado fantastico.
Luis.