lunes, 24 de agosto de 2015

Microrrelato (1) del robinsón

Él sujeta la puerta del ascensor y fotografía a la joven que entra cargada de frutas y hortalizas. Ella se apoya en el rincón. Aprieta las bolsas entre los brazos (entre los dedos, su libro de “Robinson Crusoe”), y le pregunta si viene a regar las macetas del chico del quinto.

Los viernes, cuando abres las ventanas, el barrio huele a selva tropical. Si el dueño de la casa tarda mucho en volver, va a tener que entrar machete en mano.

Él sonríe aturdido. Busca la foto en la galería y se la envía a su amigo por whassap, con un texto.


“Tras el follaje de esta isla de la Desesperación, en plena selva de acelgas, hay una vecina tuya que huele a melocotón y se sienta a leer descalza en la escalera de atrás. La llamo Viernes… en sueños.”





Título:
SELVA DE ACELGAS.